Fue un misionero franciscano del
Siglo XVI, natural de Ciudad Rodrigo, de donde tomó el sobrenombre y uno de los
denominados “Doce Apóstoles del Nuevo Mundo”, es decir, formó parte del grupo
de los 12 primeros franciscanos que llegaron a México en 1.524 y que ejerció
las labores misioneras entre los nativos.
El misionero mirobrigense
destacaba además de por ser un incondicional defensor de los derechos de los
indígenas, por su consigna de no claudicar jamás de la pobreza franciscana y
caridad con el prójimo. Al desembarcar recorrió descalzó la larga travesía de
60 leguas que separaban el puerto de Veracruz de la ciudad de México. Llevaba tan a rajatabla la pobreza
franciscana, que caminaba siempre descalzo, dormía en el suelo, únicamente
bebía agua y se alimentaba escasamente de tortillas, el pan de los indios.
Antonio de Ciudad Rodrigo, decidió
regresar a España, para negociar con el emperador Carlos V sobre la obtención
de derechos para los indígenas. Fue el primero en pedir que no fuesen relegados
a tantos trabajos y vejaciones como en aquellos primeros tiempos padecían y para
que se diese libertad a los que injustamente se tenían como esclavos. Gracias a
este viaje, el emperador accedió y
nombro a Fray Antonio de Ciudad Rodrigo encargado de avisarle si no se cumplían
las cédulas que el fraile había promulgado en favor de los indígenas. Tras
haber obtenido esto, volvió a México en 1.529 acompañado de otro 20
franciscanos más, entre ellos Fray Bernardino de Sahagún que en esa época
estudiaba en Salamanca. Se dice, en antiguas escrituras, que fue gracias a este
empeño de fray Antonio de Ciudad Rodrigo, que quedaron en México y América
latina en general gran cantidad de indígenas, ya que de haber continuado la
esclavitud, hubiera ocurrido como en la parte norte del continente, y prácticamente
hubiesen desaparecido por completo.
Fue elegido obispo de la Nueva
Galicia, pero debido a su extrema humildad, rechazó la mitra de Compostela
(Galicia) y murió en el convento de México en 1.553
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Azulejo ubicado a las afueras del convento franciscano de Belvís de Monroy (Cáceres) |