viernes, 8 de abril de 2016

Leyenda de "La Coronada"

No hay lugar histórico que no tenga una áurea tradición, transmitida de generación en generación por las gentes del lugar. Éstas, como la mayor parte de las ficciones populares, siempre están basadas en algún fundamento histórico. 

Ciudad Rodrigo, por sus especiales circunstancias históricas, es una rica fuente de ficciones populares, que han contribuido a aumentarla, las mil reliquias que se han ido desenterrando de cuando en cuando…

En esta sección del Blog, daremos un paseo por el Ciudad Rodrigo más misterioso, poblado de antiguas leyendas, que se debaten entre la ficción y la realidad. Hoy comenzaremos con la leyenda de "La Coronada". 

LA CORONADA

En el interior de la Catedral de “Santa María” de Ciudad Rodrigo, están los sepulcros de algunos destacados personajes de la villa. Entre ellos, se encuentra el de Marina Alfonso, popularmente conocida como “La Coronada”, y cuya leyenda narraremos en este post.

Se sabe por documentos de la época, que Marina Alfonso fue una dama mirobrigense bien acomodada perteneciente a la familia de Los Pacheco, y que según la tradición popular, poseía una prodigiosa hermosura y era un ejemplo de castidad. Su belleza era tal que despertó la pasión de un rey español que visitó la localidad.

El rey, estaba empecinado en derrocar la virtud de la dama, pero ella, muy honrada reclinó las ofertas reales e ignoró las amenazas del soberano. Éste, primeramente intentó atraer sus encantos con lindezas, pero antes las negativas de la dama y no estando acostumbrado a que le llevasen la contraria, recurrió a poderosas amenazas, dando a entender que la familia de la dama podría conocer su cólera. La joven, desolada, y siendo consciente que su propia familia corría un serio peligro, se refugió en la lectura de un libro titulado "Máximas del Evangelio, y resumen de la moral cristiana", donde leyó la siguiente sentencia: "Si tu ojo derecho te escandaliza, arráncatele; quiere decir, si lo que te es más apreciable y de mayor utilidad, le es una ocasión de pecado, córtalo, huye de ello, sacrifícalo sin dilación cueste lo que costare".  

Citó al rey en su casa, y ordenó a sus criados que pusiesen al fuego una tina de aceite hasta hacerlo hervir. Cuando el monarca se presentó en el hogar de la joven, la dama se echó por encima de su cuerpo el aceite hirviendo, el cual desfiguró horriblemente su rostro y posteriormente le causó la muerte, mientras pronunciaba estas palabras "No quiera Dios que por ti, caiga en tal vil y torpe pecado". El rey, al ver lo desfigurado del rostro de la chica, quedó horrorizado y se marchó de Ciudad Rodrigo con el peso de la culpa.

Detalle Fachada Catedral "Santa María" de Ciudad Rodrigo
Marina Alfonso, fue enterrada en la Catedral, en un suntuoso sepulcro, sobre el cual se hallaba la estatua yacente de la dama con una corona real, la cual se dice que fue el propio monarca arrepentido, quien la mandó colocar. Por este motivo, es conocida por el sobrenombre de “La Coronada”. Hoy en día, no se conserva este sepulcro, ya que son muchas las sepulturas desaparecidas de la Catedral, pues a partir del siglo XVII, fueron sustituidas por losas adosadas a los muros de la misma. Aunque el historiador Sánchez Cabañas, llegó a conocerlo en vida, y en su libro de historia de Ciudad Rodrigo, lo describe como un monumento suntuoso y en la estatua aparecían las quemaduras en referencia de la defensa de la virtud suicida. Y Don Lope Domenech y Bustamante en su libro "Leyendas Tradicionales Mirobrigenses", escrito en 1.880, lo describe de la siguiente manera: "Este sepulcro que se halla enfrente de la puertecilla del coro, no tiene seguramente en la actualidad, la magnificencia y lujo que tuvo en otro tiempo, según refieren algunos manuscritos y crónicas antiguas que he leído, pero llama sin embargo la atención hacia él, una corona real situada en la parte inferior de la losa, y la particularidad de hallarse ésta medio oculta, tras de un viejo confesionario. ¿Qué virtudes encierra este sepulcro a cuyos pies se ha humillado una corona y cuyo pudoroso recato parece sobresaltarse por tal honra hasta el extremo de acogerse presuroso e inquieto al tribunal santo de la penitencia? ¿Qué grandeza es la de esas cenizas que así desdeñan las mundanas vanidades? ¿Qué humildad es esa, que a despecho de sí misma descuella altiva sobre la loca soberbia humana? Estas y otras reflexiones, me obligaron a leer el epitafio de este sepulcro, que se limita a decir: Aquí yace la noble Marina Alfonso, que comúnmente llaman la Coronada".

Como recuerdo de tan noble acción, aún existe una lápida en la nave de la epístola con la siguiente inscripción: “Aquí yace la noble Marina Alfonso que comúnmente llaman La Coronada. Falleció era de 1Z53”. Cuenta la leyenda que la “Z” que figura en la fecha, tiene la finalidad de ocultar la identidad del rey. Pero se cuenta que se trató del rey Juan II, quien acostumbraba a visitar Ciudad Rodrigo, siendo una visita, en Octubre de 1453...